Hasta la próxima
HISTORIAS DESTACADAS
En la Última Cena, Jesús dijo esto a sus amigos: "No los dejaré huérfanos; Vendré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes me verán, porque yo vivo y ustedes también vivirán. En ese día conocerán que yo estoy en mi Padre y ustedes en mí y yo en ustedes".
A menudo he reflexionado sobre estas palabras, y parece que cada vez que lo hago, el Señor me concede la oportunidad de profundizar un poco más en lo que significan. Está claro que una forma en que viene a nosotros es a través del Espíritu Santo, el Defensor que prometió darnos para estar con nosotros siempre. Pero también he llegado a apreciar cada vez más cómo viene a nosotros en la Eucaristía.
Hay algo muy especial que sucede cuando rezo ante la Eucaristía en adoración. Mi oración es mucho más vigorosa, más significativa, más real. Esto se debe a que oro en la presencia del Hijo de Dios. El mismo a quien adoro está allí delante de mí. Me da humildad y al mismo tiempo me inspira. Tomo una mayor conciencia de lo que estoy orando porque estoy mirando a mi Señor mientras oro.
Hay una conexión entre el cielo y la tierra. No es una conexión que pueda ver o sentir, pero es muy real. Dios está en ambos lugares; Él es la conexión. Él manifiesta esa conexión en la Eucaristía, y tengo la bendición de experimentarla cada vez que recibo la Eucaristía u oro en adoración. Para mí, la Eucaristía es algo así como una puerta de entrada o un pasaje que me permite experimentar el cielo de cierta manera abstracta. Supongo que esto se debe a que en el cielo experimentaremos la visión beatífica, y la Eucaristía es un vistazo a esa realidad.
Recientemente estaba sirviendo como diácono en una misa fúnebre para un amigo. Después de la consagración, estaba detrás del altar, mirando el pan y el vino consagrados y el ataúd a la vez. Y la conexión entre el cielo y la tierra se hizo muy real para mí. Allí estaba el cuerpo de mi amigo, una vez vivo, pero ahora muerto. Y allí estaba el pan y el vino, una vez muertos, pero ahora vivos. Dios vive en la conexión entre el cielo y la tierra, y la Eucaristía es la puerta de entrada.
Cuando mi vida termine, seguiré esa conexión hasta el cielo, si Dios quiere. Mientras tanto, continuaré maravillándome de la Eucaristía y su poder para mostrarme la puerta de entrada al cielo.
Hasta la próxima
VIVE LA EXPERIENCIA
Jesús está realmente presente. Jesús siempre está contigo. Siéntate en su presencia y ábrete a su voz.