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Brenda's story was submitted in Spanish. You can scroll down to read an English translation below.
Asistía a una escuela de niñas en el centro de Guadalajara, México. Tenía que tomar el camión público y cerca de la parada de autobús, había una iglesia donde el Sagrado Sacramento estaba expuesto justo en el momento en que pasaba de camino a la escuela. Entraba allí, me persignaba y decía: 'Hola Jesús, soy Brenda, vine a verte, ayúdame, acompáñame, adiós'.
Por la tarde, en el camino de regreso a casa, pasaba por la catedral del centro y aunque el Santísimo Sacramento no estaba expuesto, entraba y saludaba a Dios. No era muy buena para la escuela, me daba mucho miedo tomar el camión público y caminar sola por las calles. Sabía y sentía que cuando está la lucecita, ahí está Dios y es un lugar especial.
Creo que tenía unos 10 años, me sentía sola, y mi mamá era mamá y papá para nosotros. Tenía a mi papá, pero él tomaba, y mi mamá tenía que trabajar para mantenernos. Aprendí que mi lenguaje de amor es tiempo de calidad, y ella no tenía tanto tiempo para mí.
Después de casarme y con mi hijo de un año, recuerdo que sufría de depresión y había tratado de quitarme la vida tres veces. Se lo platiqué a mi cuñada y ella me llevó a un consultorio de psicólogos. Los psicólogos eran católicos, daban terapia y no cobraban, su enfoque era ayudar a las personas que intentaban quitarse la vida. Tenía veintiún años en ese entonces. En ese lugar vi niños, de 8 y 10 años y mujeres mayores, el ver a esas personas me movió el corazón.
Sentada ahí, vi un cuartito que no tenía puerta, y me llamó la atención, caminé hacia ahí, vi la lucecita prendida y dije '¡Ah, aquí está Dios!' Me volví y vi a un niño pequeño y mi corazón se movió más con compasión, preguntándome '¿Qué le estará pasando a esa edad, que él también quiere morirse?'
Entré en la pequeña capilla y allí sentí en mi corazón una voz que me decía 'Si yo te di la vida, ¿quién eres tú para quitártela? Yo la doy, yo la quito'. Sentí que algo corría por mi cuerpo, y con lágrimas, pedí perdón y prometí que no lo volvería a hacer. Ese día Dios comenzó a sanarme y me ha mostrado su amor incondicional y fidelidad.
Fui a terapias a ese lugar, y le doy gracias a Dios que mi proceso, alivio y conversión fueron muy rápidos. Atribuyo mi respuesta positiva a haber abierto mi corazón para escuchar y responder al mensaje de Dios.
Creo que Dios siempre ha estado a mi lado y que nos permite encontrarlo. En la Misa me regocijo cuando el sacerdote saca el Santísimo Sacramento del tabernáculo. Me imagino a Jesús saliendo a nuestro encuentro.
Me gusta y disfruto ir a Misa, es algo muy especial que me da paz y fuerza. Me gusta orar por el sacerdote que la celebra y por mi comunidad. Le pido a Dios que toque nuestros corazones y nuestras mentes. Le pregunto, Señor, ¿qué tienes hoy para mí? Saco mi cuaderno para escribir, y él siempre tiene una palabra, una oración o una acción para mí. Dios está vivo y nos conoce, incluso conoce nuestro lenguaje de amor, siempre escucha y nos habla. No es lo mismo ir a misa por obligación que ir a misa por amor.
Mi parroquia tiene una capilla de Adoración Eucarística perpetua. La Adoración Eucarística es mi lugar favorito, me da tranquilidad y algo que no se siente en otros lugares. Orar ante el Santísimo Sacramento me da fuerza para seguir adelante, siento que me mira, me siento amada, escuchada y muy bendecida. A veces voy durante una hora, o incluso si son 5, 10 o 15 minutos, el tiempo pasa muy rápido.
Mi vida es ahora diferente. Cuando no asistía a la iglesia, vivía en la oscuridad y tenía muchos problemas. Me sentía sola buscando la felicidad en las cosas y lugares equivocados. Ahora sé que mi corazón estaba inquieto y no descansó hasta que encontré a Dios.
I attended a girls' school in downtown Guadalajara, Mexico. I had to take the public bus and near the bus stop, there was a church where the Sacred Sacrament was exposed right at the time I went to school. I would get in there, sign myself and say, ‘Hello Jesus, I'm Brenda, I came to see you, help me, be with me, goodbye.’
In the afternoon on the way back home I passed by the downtown cathedral. Although the Blessed Sacrament was not exposed, I would enter and greet God. I was not very good at school and was afraid of taking the public bus, and walking down the streets alone. I knew and felt it, that when little light is on, there is God, and it is a special place.
I think I was about 10 years old, I felt alone and my mom was mom and dad for us. I had my dad, but he drank, and my mom had to work to support us. I've learned that my love language is quality time, and she didn't have much time for me.
After I got married and my son was one year old, I remember suffering from depression and had tried to commit suicide three times. I told my sister-in-law, and she took me to a psychologists’ office. The psychologists were Catholic, they gave therapy and did not charge, their focus was to help people trying to take their own lives. I was twenty-one at the time. I saw children, ages 8 and 10 and older ladies, seeing those people moved my heart.
Sitting down, I saw a little room that had no door, and caught my attention, I walked towards it, I saw the little light on and said ‘Ah, here is God!’ I turned and saw a little boy and my heart moved with compassion more, wondering ‘What could be happening at that age, that he also wants to die?’
I entered the chapel and there I felt in my heart a voice that told me ‘If I gave your life, who are you to take it away? I give it, I take away.’ I felt that something was running through my body, and with tears, I asked for forgiveness, and promised to not do it again. That day God began to heal me. God has shown me His unconditional love and faithfulness.
I went to therapy there, and thank God that my process, healing, and conversion were very fast. I attribute my positive response to have opened my heart to listen and respond to God's message.
I think that God has always been by my side, and that God lets us encounter Him. At Mass I rejoice when the priest takes the Sacred Sacrament out of the tabernacle. I imagine Jesus coming out to us.
I like and enjoy going to Mass, it is something very special that gives me peace and strength. I like to pray for the priest who celebrates Mass and for my community, I ask God to touch our hearts and our minds. I ask him, Lord, what do you have for me today? I take out my notebook to write, he always has a word, a prayer, or an action for me. God is alive and knows us, he even knows our love language, he always listens, and speaks to us. It is not the same to go to Mass out of obligation than to go to Mass out of love.
Eucharistic Adoration is my favorite place. It gives me peace, and something that is not felt elsewhere. To pray before the Blessed Sacrament gives me strength to move forward. I feel looked at, loved, listened to, and very blessed. Sometimes I go for an hour, or even if it's 5, 10, or 15 minutes, time goes by fast. My parish has a chapel of perpetual Eucharistic Adoration.
My life is different. When I did not attend church, I lived in darkness and had many problems. I felt alone looking for happiness in the wrong things and places. Now I know that my heart was restless and did not rest until I found God.
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Jesus is truly present. Jesus is always with you. Sit in his presence and open yourself up to his voice.