Hasta la próxima
HISTORIAS DESTACADAS
De joven, me sentía más atraída por la Liturgia de la Palabra que por la Liturgia de la Eucaristía. Soy una persona reflexiva. Puedes pensar y analizar las Escrituras.
Pero cuando reflexionaba sobre la presencia real, me encontraba con un obstáculo y tenía que confiar en algo que no podía terminar de entender completamente. Quería comprender lo que creía. Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que la fe se fortalece con la entrega, no con el asentimiento intelectual. Como la mayoría de los simples mortales, tuve que sufrir mucho para lograr abrir mi mente.
A pesar del profundo dolor que me invadió cuando nuestro hijo Charlie nació sin vida, siempre me sentí agradecida por tener tres hijos sanos, un esposo leal y una comunidad de fe que me apoyaba. Pero un día me desperté completamente desconcertada. De repente sentí que no podía volver a creer en Dios nunca más. Todo me parecía emocionante y a la vez espantoso, y pensé que por primera vez había descubierto la verdad. Me aterraba el hecho de mirar a mis hijos y saber que eran mi responsabilidad, pero al mismo tiempo no ocuparme de ellos. Cuando mi ginecóloga me dijo que lo que estaba experimentando no era dolor, sino depresión, me sentí aliviada. Al menos lo que me estaba pasando tenía un nombre.
Tuve un párroco que perdió a un hermano por suicidio. Aunque me duele profundamente lo que tuvo que atravesar, estoy agradecida de que, debido a su experiencia, no me dio pláticas sentimentales. Yo estaba perdida, pero a pesar de mis dudas en Dios, él me dijo: “Cuando no sepas qué hacer, acude a los sacramentos”. Tenía miedo de ofender a Dios (en quien no creía poder creer) al recibir la Eucaristía siendo indigna, pero me aferraba a las palabras del centurión: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”.
Me recuperé de la depresión y redescubrí la alegría, así que pensé que no volvería a caer en su trampa. Estaba segura de que la desesperanza no era real. Sin embargo, fui víctima de la depresión una vez más. Durante mi segundo episodio, el Tantum Ergo fue mi tabla de salvación. No podía creer que palabras y música tan hermosas pudieran ser falsas:
Veneremos, pues, inclinados
tan grande Sacramento;
y la antigua figura ceda el puesto
al nuevo rito;
la fe supla
la incapacidad de los sentidos.
Y luego llegó el tercer episodio. En medio de mi debilidad, Satanás me convenció de que, de alguna manera, había cometido sin saberlo el pecado imperdonable: "Por eso les digo que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada." (Mateo 12:31). No entendía bien lo que eso significaba, y no pregunté porque sabía que debía haberlo hecho. Vivía cada día con miedo y angustia, sintiendo un vacío enorme en mi pecho. Incluso después de pasar un tiempo en el hospital, llegué a pensar que ya no existía realmente. Así que le dije a mi esposo que lo único que podía hacer era fingir ser yo misma, fingir ser Denise. Él aún mantenía la esperanza de que yo fuera realmente Denise. Con esa esperanza en mente y en un último intento desesperado, busqué en Internet una iglesia en la zona donde pudiera confesarme lo antes posible. Una vez más, me sentí bendecida. Le dije al sacerdote que pensaba que nunca podría volver a recibir la Eucaristía. Ya no tenía esperanza. Él no trató de razonar conmigo, sino que simplemente tomó el control de la situación. Se levantó, impuso sus manos sobre mi cabeza y rezó por mí. Debió haber reprendido a Satanás, porque, aunque no fui sanada inmediatamente de la depresión, los pensamientos obsesivos y distorsionados me dieron un respiro para levantarme una vez más. También me dijo que debía regresar a la Eucaristía. Me quedé en la Misa y recibí el Cuerpo y la Sangre de Cristo con admiración y gratitud, con temor y estremecimiento. Acudí a estos dos sacramentos con desesperación, pero salí de ellos llena de esperanza.
Hasta la próxima
VIVE LA EXPERIENCIA
Jesús está realmente presente. Jesús siempre está contigo. Siéntate en su presencia y ábrete a su voz.