Hasta la próxima
HISTORIAS DESTACADAS
La Eucaristía me llena de una paz sobrecogedora, especialmente cuando estoy en una iglesia tan sagrada como el St. Joseph Shrine. Me siento profundamente bendecida, ya que para mí la Eucaristía es una medicina para mi cuerpo y alma.
Soy esposa y madre enfrentando un cáncer terminal. La Eucaristía siempre me impulsa a seguir adelante, calma mis miedos, ansiedades e incluso el dolor físico. Poder comulgar es un verdadero regalo de Dios.
Mis tres hijos son monaguillos, y poder sentarme en las bancas y ser testigo de su crecimiento en la fe es uno de los mejores regalos que podría recibir. En este momento no puedo asistir físicamente a Misa, así que el sacerdote me trae la comunión. Con mi marido y mis hijos nos arrodillamos y rezamos junto a él. Es una gran bendición y un momento familiar importante.
Solía participar semanalmente en la adoración del Santísimo Sacramento, incluso entre las sesiones de diálisis y quimioterapia; siempre fue mi fuente de energía, por así decirlo, para seguir adelante, conservar mi fe sin importar el resultado y estar agradecida a Dios por los años, meses, días y minutos con los que ya he sido bendecida. A pesar de tener una esperanza de vida muy limitada, no siento miedo, porque sé que Dios está conmigo en mi corazón, en la Misa, en la adoración y en la Eucaristía. ¡Él está a mi lado en todo momento!
Hasta la próxima
VIVE LA EXPERIENCIA
Jesús está realmente presente. Jesús siempre está contigo. Siéntate en su presencia y ábrete a su voz.