Hasta la próxima
HISTORIAS DESTACADAS
Crecí con el conocimiento intelectual de que Jesús está presente en la Eucaristía. Y de hecho, tengo grabada la Misa de mi Primera Comunión, y hay una parte de la homilía en la que el sacerdote se acerca a los bancos y nos pregunta: "¿Por qué estamos aquí hoy? ¿Qué va a suceder hoy? ¿Qué es la Santa Comunión?" Recuerdo haber respondido esa pregunta así: "Es el cuerpo y la sangre de Jesús". Tenía el conocimiento intelectual, pero realmente no resonó más en mí.
Todo eso cambió cuando tenía 17 años. Necesitaba encontrarme con Jesús como persona y eso es exactamente lo que pasó. Ese año, durante la Semana Santa, fui a la Misa del Jueves Santo porque iba a trabajar el Viernes Santo. Realmente no sabía qué esperar durante la Misa, pero sabía que tenía algo que ver con la Última Cena. Supuse que tendríamos lecturas de las Escrituras sobre el significado en la vida de Jesús mientras se acerca al Monte Calvario. Pero nunca uní las piezas de que cuando Jesús nos dio la Eucaristía en la Última Cena, también nos regaló el sacerdocio. Al final de la lectura del Evangelio, donde Jesús dice: "Les he dado un ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes", todo hizo sentido en mí.
Aún seguía siendo un enfoque intelectual, pero mientras vivíamos la Misa, recuerdo contemplar la realidad de que Jesús nos dio este regalo y aún está aquí hoy. Noté que hay un momento en la oración eucarística del Jueves Santo donde el sacerdote está a punto de elevar la Santa Eucaristía y dice: "El día antes de sufrir por nuestra salvación y la salvación de todos los que hoy estamos aquí, tomó pan en sus manos, etc." Recuerdo escuchar eso y sentirme abrumado. Pensé: "Wow, está sucediendo hoy y está justo aquí. Es ahora, justo frente a nosotros. Esto es Jesús".
El conocimiento intelectual solo puede llevarte hasta cierto punto en la relación con el Señor. Debe haber una dimensión experiencial en esa relación. Tenía el marco intelectual, por así decirlo, pero luego, a través de un encuentro con Él, ahora sé que está allí. Lo sé no solo porque esto es lo que nos enseña la Iglesia, sino porque realmente lo he experimentado. Sé que está allí porque me ha mostrado que está allí.
Ahora, mirando hacia atrás, diría que siempre podía recurrir a Jesús en la Eucaristía. Antes del seminario, durante mi tercer año en la Universidad Estatal de Michigan, la parroquia estudiantil empezó a ofrecer adoración y confesión antes de la Misa diaria. Empecé a ir a Misa todos los días y trabajaba a dos cuadras de la iglesia estudiantil. A veces salía del trabajo una hora antes de la Misa y me iba allí. Y en el silencio con Jesús, sabía que podía dejar todo lo demás por un rato, no de una manera irresponsable, sino simplemente sabiendo que eso es lo que importa más que cualquier otra cosa en ese momento. El Señor está aquí. Quiere que esté con Él y le entregue mi corazón. Y quiere que me relacione con Él, con cada dificultad que estoy experimentando en este momento, con cada estrés. Fue una Gracia el empezar a ir a la adoración cada vez que podía.
Fue durante mi segundo año en la Universidad cuando empecé a plantearme más seriamente el sacerdocio. Esa experiencia en la Misa del Jueves Santo cuando tenía 17 años todavía estaba en mi memoria. Pero en ese momento, cuando tenía 17 años, no sabía cómo responder. Tenía muchos miedos sobre el sacerdocio, sintiendo como si no estuviera realmente a la altura de una responsabilidad así. No sabía si podía hacerlo. Mirando hacia atrás, en retrospectiva, estar frente a la Eucaristía, frente a Jesús durante tanto tiempo, me ayudó a ver realmente que esta era la dirección que tomaba mi vida. Esta era la dirección que el Señor quería que siguiera. Me estaba dando la Gracia para superar mis miedos al sacerdocio y al seminario, y realmente mostrándome: "Esto es lo que quiero que hagas, y puedes hacerlo, porque yo estoy contigo".
Todavía voy a la adoración cada vez que puedo. Aquí en el seminario, tenemos la Eucaristía expuesta durante dos horas diarias y hacemos una hora santa durante una de esas horas. Se ha convertido en una parte fundamental de mi vida ahora. Diría que así es como Dios trabaja. Nos hará darnos cuenta de que dependemos de Él y luego, en su misericordia y en su amor, nos mantendrá de esa manera. Nos mostrará su voluntad y nos dará la Gracia para seguirla. La adoración sigue siendo una parte enorme de mi vida, y voy tan seguido como me es posible, simplemente dándome cuenta de que Jesús está aquí, Él es la fuente de toda mi fuerza y la fuente de cada virtud que tengo.
Hasta la próxima
VIVE LA EXPERIENCIA
Jesús está realmente presente. Jesús siempre está contigo. Siéntate en su presencia y ábrete a su voz.