Hasta la próxima
HISTORIAS DESTACADAS
Crecí en un hogar dividido, y nunca me sentí amada. Había mucha confusión y caos que yo no podía controlar. Cuando era niña, no podía controlar eso. Me invitaron a una iglesia protestante un domingo, y ahí es donde encontré mi paz: solo en la iglesia, cuando me dijeron que era amada. Me encantaba ir a la iglesia. Una vez que comencé a ir a la misa católica, me enamoré de la Iglesia casi al instante.
¿Cuán sagrada fue la Misa? fue una experiencia diferente para mí, Comencé el proceso cuando tenía 19 años y mi conversión fue justo antes de cumplir 21.
Mi primera experiencia en adoración me cambió la vida. Todavía no creía que fuera el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Aunque me había unido a la Iglesia, había sido catequizada muy ligeramente. Un viernes, fui a la adoración en St. John Neumann en Cantón. El crucifijo estaba colgando sobre el altar, así que estaba mirando a Jesús en la custodia, y mirando la cruz, y de pronto me di cuenta. Sabía que me habían dicho que este es Jesús. Pero en ese momento, simplemente se apoderó de mi corazón.
"¡Ah! ¡¿Y puedo participar en él?! Puedo recibirlo sin lugar a dudas. Puedo recibir a Jesús, y él piensa que soy digna", pensé.
Rezamos la oración, ¿verdad? "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo". Pero luego el responde: "Oh, sí, lo eres. Sí, lo eres. Y así es como me vas a recibir: mi cuerpo, sangre, alma y divinidad. Así es como llegas a recibirme". Qué honor. Por nuestra cuenta no somos dignos, pero el Señor nos califica a través de su misericordia. En Juan 10:10 Cristo nos dice, No sois dignos por sí mismos, sino que venid a mí. Morí por ti para que vivas más abundantemente. Es con Jesús y a través de esa misericordia en la cruz que somos hechos dignos.
Ese amor fue tan inmenso que lloré durante horas. Sentí ese amor. Mirando a Jesús, la visión de lo que hizo por mí, fue algo muy, muy intenso.
Al crecer en la iglesia protestante, te dicen que eres amado y todo. Pero en la adoración y en la Misa, simplemente sientes y ves que realmente es el Dios del amor. Dios me amaba en mi pequeñez. Me amaba lo suficiente como para renunciar a su vida, no solo por mí sino por todos. En mi trabajo, hay un área donde publican una pregunta diferente cada dos semanas. Y tú escribes tus respuestas en papelitos que se pegan y las pegas. La pregunta de esta semana fue: '¿Qué haces para desestresarte?' Y escribí: "Voy a adoración".
Hasta la próxima
VIVE LA EXPERIENCIA
Jesús está realmente presente. Jesús siempre está contigo. Siéntate en su presencia y ábrete a su voz.