Hasta la próxima
HISTORIAS DESTACADAS
Tuve una experiencia reveladora con la Eucaristía durante un viaje misionero a Ecuador en 2008. Estaba en la universidad, discerniendo si me sentía llamada a un año de misión después de graduarme. (Revelación: No pasé un año en misión, pero regresé a Ecuador cuatro veces más con jóvenes de toda la Arquidiócesis).
Durante mi viaje misionero, viajamos a la región montañosa del país, predominantemente habitada por indígenas. Ayudamos a construir una cocina, embellecer un cementerio y pintar el edificio de una escuela. Cada comunidad fue muy hospitalaria y compartió lo poco que tenían con nosotros, como si fuéramos familia. Fue realmente una experiencia de humildad.
Tuvimos la oportunidad de celebrar la Misa con cada comunidad. Cuando llegó el momento de la distribución de la Eucaristía, experimenté algo diferente a cualquiera de mis experiencias de Comunión en los Estados Unidos. ¡La gente estaba tan emocionada de recibir la Eucaristía, que casi corrieron al altar!
Me enteré que en las regiones montañosas de Ecuador, la gente tiene suerte de tener Misa o recibir la Eucaristía una vez al mes.
Pensé en cuántas misas se celebraban en mi parroquia natal cada semana, incluso cada día. ¡Cómo lo damos por hecho! Fue en este momento, en la ladera de una montaña en Ecuador, que me di cuenta del gran don que tenemos al recibir la Eucaristía, y nunca más me quejé de ir a la iglesia el domingo.
La Eucaristía se hizo más preciosa y real para mí a través de la belleza de la universalidad de nuestra fe. Estoy muy agradecida por mis hermanos en Ecuador, que abrieron mis ojos y mi corazón a la verdadera presencia de Jesús.
Mi amor por la Eucaristía continuó creciendo a partir de esta experiencia. Finalmente dejé mi trabajo en diseño de interiores, que acepté justo después de la universidad, para trabajar en el ministerio de la iglesia. Tuve la bendición de guiar a los jóvenes a la Eucaristía a través de mi trabajo en el ministerio juvenil y ahora ayudo a coordinar las experiencias de Adoración Eucarística en mi papel en la parroquia de San Aloysius, Detroit.
Hasta la próxima
VIVE LA EXPERIENCIA
Jesús está realmente presente. Jesús siempre está contigo. Siéntate en su presencia y ábrete a su voz.