Hasta la próxima
HISTORIAS DESTACADAS
Cuando tenía nueve años me diagnosticaron trastorno obsesivo compulsivo (TOC). No sufrí tanto por las compulsiones como por las obsesiones. Es un trastorno de ansiedad y sufro ataques de pánico varias veces al año.
Cuando los tenía, sollozaba e hiperventilaba, hasta el punto en que apenas podía hablar o respirar. La sensación que tienes es de total desesperación y desesperanza. Piensas y sientes como si nada en el mundo importara y todo estuviera perdido, es como un ataque extremo de depresión que dura poco. Estos ataques de ansiedad fueron fácilmente los peores momentos de mi vida.
Si nunca has tenido un ataque de pánico, ¡gracias a Dios! Aunque duran poco tiempo, tal vez 5 o 10 minutos, se sienten como una eternidad.
Me mudé a Michigan en octubre de 2013. Cuando a mi primer jefe para el que trabajé en Illinois saliendo de la universidad, le gustó tanto el trabajo que había hecho para él, que me ofreció un trabajo similar cuando aceptó un nuevo puesto en Michigan. Tenía yo 23 años y el mundo era mi ostra, así que me dije '¡Por qué no!' y me mudé a Wixom.
No conocía a nadie en Michigan además de mi jefe, así que tenía mucho tiempo a solas. ¿Alguna vez has escuchado el viejo adagio: "El Señor habla en el silencio?" Esas palabras no podrían ser más ciertas para mí. Comencé a reflexionar sobre las preguntas más importantes de la vida. Eso me regresó rápidamente a mi fe, la fe católica con la que mis padres me criaron y que lamentablemente desdeñé cuando fui a la universidad.
Es curioso, en realidad había planeado ir a la ‘búsqueda de iglesias’ yendo a diferentes denominaciones para comparar y diferenciar. Como sucede a menudo, el plan de Dios para mí era diferente al mío. Debido a que el catolicismo era el más familiar para mí, ¡comencé ahí y nunca llegué a las otras denominaciones!
Después de eso, me metí totalmente en la Iglesia. Cualquiera que me conozca puede decirte que no soy de los que hacen nada a medias. Estoy de pies a cabeza. Así que, naturalmente, traté de involucrarme en la parroquia a la que había estado asistiendo, St. James en Novi. Hablé con el diácono y me dirigió a un hombre que ahora es uno de mis amigos más cercanos y antiguos en Michigan, Kevin “El Señor Paz” Szawala. Kevin era el ministro de jóvenes y adultos jóvenes en ese momento, y comencé a ayudarlo tanto como pude.
En febrero del 2015, acompañé a un retiro al grupo juvenil de St. James. Creo que fue la mañana del segundo día del retiro que fui a Adoración Eucarística. Esta fue la segunda vez que estuve en Adoración, la primera fue la noche anterior cuando hicieron una gran y elaborada procesión Eucarística a en el gimnasio con todos los niños.
Esta vez, fue una adoración tranquila, sentado, con solo un puñado de otros adultos, sin niños. Solo música acústica suave que suena de fondo. Este fue mi primer "encuentro" con Jesucristo. Me senté y cerré los ojos.
No recuerdo exactamente por qué comencé a orar, pero casi instantáneamente comencé a sentir como si me estuvieran llenando. ¡Me sentí como un globo que se llenaba tanto ocupaba todo el espacio! Después de haber visto a niños tocados por la grandeza del Espíritu la noche anterior, estaba un poco preocupado de que me desmayara y cayera al suelo. Especialmente no quería eso porque acababa de conocer a una mujer atractiva de mi edad y estaba sentada a su lado. Recuerdo haber sentido una sensación de hormigueo en todo mi cuerpo y especialmente en mi cabeza. Y entonces la música se detuvo. Abrí los ojos y volví a mi estado normal.
A la mañana siguiente tuve una epifanía. Me di cuenta de que Jesús había muerto por nuestros pecados, descendido al infierno, resucitado de entre los muertos y ascendido al Cielo, donde reina sobre el Cielo y la Tierra. Él conquistó el pecado y la muerte y ha pavimentado el camino para que nos encontremos con Él en el Cielo, donde viviremos con Él en felicidad PARA SIEMPRE. Habiendo nacido católico, por supuesto que había escuchado todo esto antes en numerosas ocasiones, pero lo comprendí hasta ese mismo momento.
Y en ese momento, fui liberado de todas mis angustias. Dios me dio la comprensión de que no tenía nada en este mundo que temer y todo que ganar a través de su hijo Jesús. Me mostró su camino a seguir: la Biblia, los Mandamientos, las Bienaventuranzas y todos los santos que caminaron delante de mí y sus escritos. Todo lo que tenía que hacer era venir a él y recibir.
Reconozco ahora que estaba lleno del Espíritu Santo y de MUCHA gracia. Fui sanado por el Espíritu Santo de mi aflicción. Han pasado 7 años, y desde entonces no he tenido un solo ataque de ansiedad. Alabado seas, Señor Jesucristo, ¡por toda la bondad y misericordia que me has mostrado!
Todavía hoy, me aferro a la Eucaristía en Adoración, particularmente cuando me enfrento a pruebas.
Hasta la próxima
VIVE LA EXPERIENCIA
Jesús está realmente presente. Jesús siempre está contigo. Siéntate en su presencia y ábrete a su voz.